martes, 29 de septiembre de 2009

Humanos: imágenes de Dios o monos desarrollados. Por Dr. Jonathan Sarfati

Los humanos son muy diferentes de los animales, especialmente cuando se trata del lenguaje y el razonamiento. En la página 83 de Teaching about Evolution and the Nature of Science (Enseñando sobre la evolución y la naturaleza de la ciencia) se destacan unas cuantas diferencias entre los humanos y los monos. Pero Teaching about Evolution adoctrina a los lectores con la idea de que los humanos han descendido de una simple célula por medio de ancestros similares a los monos. Los argumentos utilizados en el ensayo giran en torno a supuestos hombres-mono y al ADN.

Hombres-mono fosilizados

El fósil de hombre-mono más conocido es el extinto australopithecus (‘mono del sur’). En la página 20 de Teaching about Evolution se ilustra una serie de calaveras: Australopithecus afarensis (‘Lucy’), A. africanus, Homo ancestral, Homo erectus, y Homo sapiens (hombre actual). Pero muchos evolucionistas no están de acuerdo con este panorama.

Por ejemplo, Donald Johanson, el descubridor de “Lucy”, pone a A. africanus en una rama lateral que no conduce al hombre. El anatomista Charles Oxnard hizo un análisis detallado de diferentes huesos del A. africanus y concluyó que este no caminaba derecho como el hombre, que presentaba más diferencias con los humanos y los chimpancés que entre éstos dos últimos. Más recientemente Oxnard hizo los siguientes comentarios sobre los australopitecinos, incluyendo “Lucy”:

Actualmente es ampliamente reconocido que los australopitecinos no son estructuralmente cercanos a los humanos, que han tenido que vivir, en parte, en ambientes arbóreos, y que muchos de los especímenes fueron contemporáneos o casi contemporáneos con los miembros más antiguos de los Homo.

Oxnard, un evolucionista, es uno de entre varios expertos que no creen que ninguno de los australopitecinos perteneció a la línea humana.

Los humanos siempre han sido humanos

En su libro Bones of Contention (Huesos de discordia) Marvin Lubenow dice también que los varios supuestos hombres-mono no forman una secuencia fluida en sus “edades” de evolución, sino que se superponen considerablemente. Marvin también apunta que los varios restos encontrados son, o una variedad de verdaderos humanos (Neandertales, Homo erectus), o no-humanos, como los australopitecinos; lo que probablemente incluye también los Homo habilis. Hay varias evidencias que apoyan esto: ·

- El análisis mitocondrial de un esqueleto neandertal demostró que la secuencia se diferenciaba de los hombres modernos entre 22 y 36 sitios, mientras que la diferencia entre hombres modernos es de 1 a 24. Aunque existen algunos argumentos estadísticos inválidos de que esto hace al neandertal una especie separada, las diferencias se encuentran dentro de los parámetros de los humanos modernos. Por otra parte, el ADN se descompone rápidamente por el agua y el oxigeno, por lo que en condiciones favorables este puede durar como mucho decenas de miles de años. Esto levanta serias dudas sobre los 100,000 años de “edad” que algunos científicos han asignado a este esqueleto.

- El análisis de rayos x de canales semicirculares de algunos esqueletos de hombres-mono demostró que los canales del Homo erectus eran como los de los humanos modernos, de lo que se deduce que caminaban derechos. Pero los de los A. africanus y A. robustus eran como los de los grandes monos. Esto demuestra que no caminaban derechos como los humanos, sino que probablemente vivían en los arboles. El Homo habilis demostró ser todavía menos bípedo que los australopitecinos.

¿Similitudes entre los monos y los humanos?

Teaching about evolution enfatiza las similitudes físicas, y especialmente genéticas, entre los humanos y otros organismos vivos; esto se supone que es una evidencia para la evolución. Pero, otra vez, esto no es una evidencia directa, sino una interpretación de los datos.

La mano de un Diseñador es otra interpretación razonable de los mismos datos. Un arquitecto utiliza normalmente el mismo tipo de material de construcción para diferentes edificios, y un constructor de coches normalmente utiliza las mismas partes para diferentes coches. Por lo que no deberíamos sorprendernos si un Diseñador utilizara para la vida la misma bioquímica y estructuras en muchas criaturas diferentes. Por otro lado si todos los organismos vivos fueran totalmente diferentes, podría parecer que existen muchos diseñadores diferentes en vez de uno.

Lo bueno de que haya una bioquímica común es que podemos nutrirnos de otras cosas vivas. Nuestro sistema digestivo puede dividir la comida por componentes, que son después usados como combustible o para construir nuestros propios componentes.

Como el ADN contiene la codificación para estructuras y moléculas bioquímicas, sería lógico pensar que criaturas semejantes tengan el ADN similar. Los monos y los humanos son mamíferos, con formas parecidas, por lo que tienen el ADN similar. Es lógico que los humanos tengan más similitudes genéticas con otros mamíferos que con los reptiles. Los humanos son muy diferentes a la levadura pero tienen algunas características bioquímicas en común, por lo que los humanos y la levadura serán solo un poco similares.

Entonces el patrón general de similitudes no tiene por qué ser explicado a partir de la evolución desde un ancestro común. Además, hay algunas misteriosas anomalías: los evolucionistas creen que algunas similitudes entre organismos no están estrechamente relacionadas. Por ejemplo, la hemoglobina, esa molécula compleja que lleva oxígeno en la sangre y le aporta su color rojo, se encuentra en los vertebrados. Pero también se encuentra en algunos gusanos de tierra, pez estrella, crustáceos, moluscos, e incluso en algunas bacterias. La hemoglobina de los cocodrilos tiene más en común con la de las gallinas (17,5 por ciento) que con la de las víboras (5,6 por ciento), su compañero reptil. Una proteína receptora de antígenos tiene la misma estructura inusual en camellos y tiburones nodriza; pero esto no puede ser explicado por un ancestro común de tiburones y camellos.

Muchas veces se exageran las similitudes entre el ADN de los humanos y los monos. El siguiente porcentaje no es resultado de una comparación directa de las secuencias: un examen original dio como resultado un 97 por ciento de similitud entre el ADN del humano y el del mono, utilizando una técnica bastante rudimentaria llamada Hibridación de ADN. En esta técnica unas tiras únicas de ADN humano se combinaron con ADN de chimpancé y otros simios. Pero hay otros aspectos a parte de la similitud que afectan al grado de hibridación.

De hecho, aunque le demos ese grado de hibridación, hay puntos débiles. Cuando se aplican estadísticas adecuadas a los datos, estos enseñan que los humanos y los monos solo coinciden en un 96 por ciento. Sin embargo, por lo visto con mucha frecuencia este grado de similitud aumenta a medida que corre la voz.

Un aspecto que muchas veces se pasa por alto son las grandes diferencias que hay entre los diferentes tipos de criaturas. Cada criatura posee una ingente cantidad de información, por lo que una pequeña diferencia en el porcentaje común requerirá gran cantidad de información para cambiar de una clase a otra. Como los humanos tenemos una información equivalente a 1.000 libros de 500 páginas, una diferencia del 4 por ciento equivaldría a 40 libros (suponiendo, nuevamente, que los datos de hibridación realmente correspondan con la similitud de la secuencia genética).

Por lo tanto, la mutación aleatoria junto a la selección natural deberían generar una información equivalente a 12 millones de palabras ordenadas en una secuencia correcta. Esto es imposible, aunque demos los 10 millones de años de margen que postulan los evolucionistas. Cálculos de población genética nos enseñan que animales con un tiempo generacional similar al de los humanos (20 años) podrían substituir no más de 1.700 mutaciones en ese tiempo.

¿Similitudes embriológicas?
Teaching about Evolution dice en la página 1:

“Mientras los organismos cambian de óvulos fertilizados a embriones, van pasando a través de muchas etapas de desarrollo similares.”

Teaching about Evolution no contiene ilustraciones de embriones, pero muchos libros sobre la evolución nos muestran dibujos de embriones de diferentes animales con formas muy similares. Estos se basan en el diagrama de 1874 hecho por Ernst Haeckel, el representante de Darwin en Alemania, cuyas ideas influyeron en el auge del nazismo. Pero en 1997 un estudio detallado hecho por Mike Richardson y su equipo demostró que los embriones de diferentes tipos tienen formas muy distintas.

Así, la única manera para que Haeckel los hubiera dibujado tan similares es haciendo trampas. El estudio realizado por Richardson fue publicado ampliamente en muchas revistas de ciencia y medios seculares, por lo que ningún libro publicado a partir de 1998 puede poner como excusa el estar desinformado sobre el hecho que las similitudes embriológicas se basan en un fraude.

Más tarde Richardson y su equipo confirmaron en una carta a Science que todavía creen en la evolución, y que los errores existentes no cambian sus ideas. Pero esto contradice la afirmación del típico libro darwinista de que existen similitudes embriológicas, como vemos en los dibujos de Haeckel. Si la teoría evolutiva predice las similitudes de los embriones, pero también las diferencias, entonces no predice nada. Según la carta de Richardson los evolucionistas afirman que él realmente cree que Haeckel ‘básicamente tenía razón’. Pero Richardson confirmó en una carta posterior a Science:

Lo fundamental del argumento científico sigue sin cambiar: Los dibujos de Haeckel de 1874 son sustancialmente fabricados. Para apoyar esta opinión resalto que la ilustración del “pez” más antiguo está hecha de pedazos y trozos de diferentes animales—algunos de ellos mitológicos. No es irrazonable caracterizar esto como ‘falsificación’... Tristemente, estos dibujos falsos de 1874 aún se utilizan en numerosos libros británicos y estadounidenses de hoy en día.

La Eva mitocondrial
Teaching about Evolution dice en la página 19:

“A partir de nuevas evidencias —basadas en la organización del ADN de una parte de las células humanas llamadas mitocondrias— se piensa que una pequeña población de humanos actuales evolucionó en África hace unos 150.000 años y se esparció por el mundo, reemplazando a las poblaciones arcaicas de Homo Sapiens.”

Esta afirmación se establece comparando el ADN desde las mitocondrias, las cuales se heredan únicamente de la madre. Las similitudes indican que todos los seres humanos de la tierra descienden únicamente de una mujer, que curiosamente han llamado ‘Eva mitocondrial’.

Mientras esto es consistente con el relato bíblico, deberíamos resaltar que no es una prueba. Los evolucionistas sostienen que la ‘Eva mitocondrial’ fue solo una de tantas. La línea mitocondrial de las otras habría desaparecido al haber solo machos en alguna de las generaciones.

Los evolucionistas creían que tenían claras evidencias contra el relato bíblico, ya que la ‘Eva mitocondrial’ en teoría vivió hace 200.000 años. Pero nuevas evidencias demuestran que el ADN mitocondrial muta mucho más rápido de lo que se creía. Si esta nueva evidencia se aplica a la ‘Eva mitocondrial’, ésta nos daría una antigüedad de sólo 6.000-6.500 años. Esto es perfectamente consistente con la edad bíblica de ‘la madre de todos los vivientes’ (Gen. 3:20), pero un enigma para los que creen en la evolución.

Interesantemente acontece algo parecido con los hombres: investigaciones del cromosoma Y demuestran que todas las personas son descendientes de un solo hombre. Los datos también confirman una fecha reciente para este ‘cromosoma de Adán’.

Conclusión

El objetivo de Teaching about Evolution es adoctrinar a los estudiantes en la creencia de que sólo son animales evolucionados y, al fin y al cabo, nada más que materia reordenada fortuitamente. Un redactor de Scientific American escribió este inspirador comentario:

“Sí, todos somos animales, descendientes de una larga línea de duplicadores surgidos de una sucia laguna primordial.”

Esto conduce a este clarificador dialogo entre dos evolucionistas. Lanier es informático; Dawkins es profesor en Oxford y un ferviente Darwinista y ateo: Jaron Lanier:

“Hay una gran cantidad de personas que simplemente se sienten incómodos al aceptar la evolución porque esto lleva a lo que ellos creen un vacío moral, en el cual sus mejores estímulos no tienen base alguna en la naturaleza”.

Richard Dawkins: “Es duro. Es todo lo que puedo decir al respecto. Pero hay que aceptar la verdad”.


Fuente: Creacionismo.net
Autor: Jonathan Sarfati, Sc. (Hons) en Química y el doctorado (Química Física) de la Universidad Victoria de Wellington, Nueva Zelanda. Es co-autor de trabajos en las principales revistas científicas entre ellos uno sobre los superconductores de alta temperatura publicado en Nature, cuando tenía 22 años de edad. Co-fundador de la Wellington Christian Apologetics Society (New Zealand) Su primer libro "Refuting Evolution" (Refutando la evolución) para hacer frente a una guía de los profesores de la Academia Nacional de Ciencias (EE.UU.), la enseñanza acerca de la evolución y la naturaleza de la ciencia. Trabaja a tiempo completo para la creación de Creation Ministries International, Brisbane, Australia, donde es co-editor de la revista de "Creation" y también escribe artículos y reseñas en "Journal of Creation" (antes TJ), así como activo ministerio de predicación.

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viernes, 11 de septiembre de 2009

Pero... "¡el Génesis no es un libro de ciencia!" Por Jonathan Sarfati


¿Cuántas veces ha escuchado esto?

Mi respuesta breve favorita es: “Gracias a Dios que no lo es. Los libros de ciencia siempre tienen errores y se vuelven obsoletos en pocos años. La Biblia no tiene errores y es siempre actual”

Historia versus ciencia

En realidad, el Génesis trata más de historia que de ciencia (no obstante toca aspectos relevantes para la antropología, la biología la geología, etc). La ciencia (operativa) normal, que coloca hombres en la Luna y cura enfermedades, está basada en observaciones repetibles en el presente . El Génesis pretende ser el relato de un testigo ocular acerca del pasado , el cual no se puede repetir. En particular, el Génesis es un relato sobre la historia mundial, desde la creación hasta el comienzo del pueblo Mesiánico, Israel.

Alguien podría decir, “Pero… el Génesis tampoco es un libro de historia – fue escrito para gente sencilla que no habrían entendido las largas eras geológicas o la evolución”. Pero, como hemos demostrado en ‘El Génesis de acuerdo a la evolución’ ( Creation , Vol. 26, No 4, págs. 50-51) hay numerosas formas de comunicar esa supuesta ‘verdad’ en lenguaje sencillo, si esa hubiera sido la intención de Dios .

El Génesis y la ciencia

Los historiadores de la ciencia están de acuerdo en que la ciencia moderna floreció en realidad en la Europa Cristianizada, cuando en otras culturas todavía no se desarrollaba. ¿Sorprendido? ¡No debiera estarlo! La ciencia requiere que nuestros pensamientos sean racionales, que el universo esté ordenado, que el hombre pueda investigar el mundo, y que los resultados sean reportados honestamente. La Biblia explica que: estamos hechos a la imagen de un Dios racional (Génesis 1:26-27), que Dios es un Dios de orden y no de confusión (I Corintios 14:33). Dios le dio al hombre el dominio sobre la creación (Génesis 1:28) y Él ordenó honestidad (Éxodo 20:16). Pero si la evolución fuera cierta, no habría base lógica para todo esto.

Es por eso que casi cada número de la revista Creación, tiene artículos dando a conocer a científicos creyentes en la Biblia. Esta vez presentamos un sobresaliente científico en satélites (misma revista, págs. 18-23) y a uno de los pioneros de las imágenes por R. M., Resonancia Magnética, (págs. 40-42).Este último muestra también la discriminación que hoy en día existe contra los científicos creacionistas, a menudo acusados de no ser “verdaderos científicos”.

Afortunadamente estos discriminadores no existían en la época de Newton, Faraday o Pasteur, ¡para nombrar sólo unos pocos de los grandes creacionistas fundadores de la ciencia moderna!

¿Sólo acerca de fe y moral?

“Pero… la Biblia es un libro acerca de la fe y la moral –eso es lo importante”.

Sin embargo, la doctrina y la moral de la Biblia no pueden ser separadas de sus aspectos científico/históricos. Sin la Resurrección de Jesús, no habría Cristianismo –y es un hecho histórico que Jesús abandonó la tumba al tercer día, y se apareció luego a 500 personas en una ocasión (I Corintios 15:-6). Pero esto también entra en colisión con la ciencia -la ciencia naturalista afirma que es imposible que los muertos resuciten.

Además, el significado de la ‘muerte y resurrección de Jesús’, depende por completo de la realidad histórica del capítulo 3 del Génesis. Esto es, un verdadero primer hombre, Adán, realmente pecó e introdujo la muerte física. Por lo tanto, el Último Adán, Jesús, verdaderamente murió por nuestros pecados y realmente por Él, vino la resurrección física de la muerte. (1 Corintios 15:1-4, 21-22, 45)

¿Qué diremos del matrimonio? Ésta sí que es una enseñanza moral, si es que alguna vez hubo una. Y sin embargo, cuando Jesús respondió sobre el tema, Él citó Génesis 1:27 y 2:24 como historia real, no como alegoría (Mateo 19:3-9: Marcos10:6-9). Además, Jesús dijo que la primera pareja humana estaba allí ‘desde el principio de la creación’, y no miles de millones de años después. Este es un problema mayúsculo para los cristianos que han reinterpretado la Biblia para que encaje con la “Gran Explosión” (Ver “‘La Gran Explosión’ no puede explicarlo” en la página 7 de la revista 26, para conocer los problemas científicos que harían que estos cristianos ¡tengan que reinterpretar sus reinterpretaciones!)

Incluso los Diez Mandamientos, que son obviamente acerca de moral, no tienen sentido sin la historia. El cuarto mandamiento, acerca del día de descanso, está completamente basado en la historia de la Semana de la Creación, ‘Seis días trabajarás y harás tu tarea porque en seis días el Señor hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que está en ellos y descansó el séptimo día’ (Éxodo 20:9-11).

Jesús le preguntó a Nicodemo: ‘Si hablando de cosas terrenas, de cosas terrenas no creéis, ¿cómo creeríais si os hablase de cosas celestiales? (Juan 3:12). De manera que si no podemos confiar en la Biblia acerca de cosas terrenales (tales como el tiempo de la creación), ¿por qué deberíamos confiar en ella acerca de cosas celestiales (fe y moral)?

¿De qué se trata en última instancia?: de la autoridad

¿Alguna vez les han preguntado por qué le dan tanta importancia al significado del Génesis, y no dedican el mismo tiempo a discutir acerca del bautismo, del día de descanso semanal, de la predestinación versus el libre albedrío, de los últimos tiempos, sobre si los dones carismáticos son apropiados hoy, o de las formas de gobierno de la iglesia?

Esta es la diferencia: todos estos debates presuponen que la Biblia es la autoridad y discuten sobre lo que significa. El debate acerca de la creación estriba en si la autoridad sobre lo que sucedió en el pasado de la Tierra pertenece a la Biblia, ó a la ciencia ‘moderna’.

Pero la Biblia es el testimonio ocular del Hacedor que estaba allí, que lo conoce todo y que nunca se equivoca. Jesús aceptó que la Escritura no puede fallar (Juan 10:35). Pero los científicos no estaban allí (Job 38:4), no saben nada y cometen errores.

Esto demuestra la insensatez de exigirles a los creacionistas que ‘dejen la Biblia afuera’. De la misma manera que ‘el que calla otorga’, aceptar el ‘dejar la Biblia afuera’ es ‘responder a un tonto acorde a su tontería’. Aceptándolo, efectivamente abandona las pretensiones de que la Biblia es la verdad, concediendo la derrota. Confirma al no creyente en su inicua opinión de que el hombre es el árbitro final de la verdad y coloca a Dios en tela de juicio. ¿Qué cristiano querría a sabiendas aceptar algo así?


Fuente: InvestigacionesCreacionistas.com
Autor: Jonathan Sarfati, .Sc. (Hons) en Química y el doctorado (Química Física) de la Universidad Victoria de Wellington, Nueva Zelanda. Es co-autor de trabajos en las principales revistas científicas entre ellos uno sobre los superconductores de alta temperatura publicado en Nature, cuando tenía 22 años de edad. Co-fundador de la Wellington Christian Apologetics Society (New Zealand) Su primer libro "Refuting Evolution" (Refutand la evolución) para hacer frente a una guía de los profesores de la Academia Nacional de Ciencias (EE.UU.), la enseñanza acerca de la evolución y la naturaleza de la ciencia. Trabaja a tiempo completo para la creación de Creation Ministries International, Brisbane, Australia, donde es co-editor de la revista de "Creation" y también escribe artículos y reseñas en "Journal of Creation" (antes TJ), así como activo ministerio de predicación.
Traducción: Raúl Leguizamon

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