martes, 28 de diciembre de 2010

El 40% de los estadounidenses todavía creen en el Creacionismo

Una nueva encuesta de Gallup,1 publicado el 17 de diciembre revela que el 40% de los estadounidenses todavía creen que los humanos fueron creados por Dios en los últimos 10.000 años (en la gráfica corresponde a linea de color crema). Este número es ligeramente inferior al de un máximo anterior de 47% en 1993 y 1999.

Otro 38% de los encuestados cree que los humanos han evolucionado a partir de organismos más básicos, pero donde Dios juega un papel en el proceso (en la gráfica corresponde a linea de color verde oscuro).

Solamente el 16% de los encuestados a suscrito a la creencia de la "evolución secular": en la que los seres humanos han evolucionado sin la guía divina (en la gráfica corresponde a linea de color verde claro).. Sin embargo, este número casi se ha duplicado, pasando de 9% de los encuestados en la encuesta de 1982.

La encuesta también reveló que las creencias en el creacionismo y la evolución están fuertemente relacionados con los niveles de educación alcanzados. Cuando los resultados se estrechan a las personas con títulos universitarios, donde sólo el 37% de los encuestados mantienen la creencia en el creacionismo. Mientras tanto, la creencia en la evolución sin la ayuda de Dios se eleva al 21%.

En cuanto a la afiliación política, la mayoría de los republicanos (52%) se suscriben a las creencias creacionistas. Esto se compara con sólo el 34% entre los demócratas e independientes.

Puntos de vista sobre los orígenes humanos varían en función de asistencia a la iglesia. De los que asisten a la iglesia una vez por semana, el 60% cree en el creacionismo, mientras que sólo un 2% de se suscriben a "la evolución secular". Estos números se revierten entre los que raramente o nunca asisten a servicios religiosos. En este grupo, sólo el 24% cree en el creacionismo, mientras que el 39 por ciento cree en la evolución sin guía divina. Esto representa sólo el subconjunto de los datos notificados en los que "la evolución secular" supera a creacionismo.



Fuente; HuffingtonPost.com / "40 Percent Of Americans Still Believe In Creationism"
Traducción: Menesez Filipov / OjoAdventista.com
Referencias: 1. "Four in 10 Americans Believe in Strict Creationism. Belief in evolutionary origins of humans slowly rising, however", by Frank Newport ("Cuatro de cada 10 estadounidenses creen en el creacionismo estricto. La creencia en los orígenes evolutivos de los seres humanos poco a poco aumentan, sin embargo", por Frank Newport). / Gallup.com


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martes, 7 de diciembre de 2010

¿Compete a la ciencia demostrar la existencia divina?

Fe y razón. Los científicos están divididos, y mientras unos se reconocen creyentes, otros piensan que Dios es incompatible con la ciencia. Los dichos del físico Stephen W. Hawking sobre Dios, avivaron la polémica.

Para muchos, los intentos por trazar una frontera clara entre la ciencia y la religión estaban superados porque la comunidad científica no se ocupaba de eventuales conflictos entre ambos. Pero entonces llega el físico Stephen W. Hawking, escribe que no hace falta Dios para explicar el Universo y se produce una tormenta mediática. ¿No se consideraba este tema una prueba superada? No.

Antes de decidirse a hacer el primer trasplante de órganos entre humanos, en 1954, el cirujano Joseph E. Murray, Nobel de Medicina en 1990, consultó a varios líderes religiosos: "Parecía lo natural", ha dicho Murray. Es sólo uno de los múltiples ejemplos del vínculo entre religión y ciencia. Un nexo tan vigente aún hoy como encendidos han sido los debates sobre la investigación con células madre o la enseñanza de la teoría de la evolución.

Para muchos, se trata de asuntos donde no se mezclan la ciencia y la religión porque la primera utiliza un método en teoría blindado a las propias creencias y porque va a lo que va, sin dejarse influir por la segunda. La repercusión que ha tenido el libro "El gran designio" de Stephen Hawking, sin embargo, hace pensar que la muralla entre Dios y la ciencia es permeable.

La comunidad científica no es un reducto social libre de religión. Tampoco hay algo así como una postura científica oficial respecto a la cuestión religiosa. En 1997, un artículo en la revista Nature recogía los resultados de una encuesta sobre creencias religiosas de científicos: el 40% de los biólogos, físicos y matemáticos consultados dijo creer en un dios al que uno reza "a la espera de recibir respuesta". El trabajo, de Edward J. Larson (Universidad de Georgia), reproducía otra encuesta similar de 1914, que daba cifras muy parecidas. No todo el mundo acepta estos resultados, pero tampoco hay, o no se citan, estudios más recientes del tema en publicaciones de renombre.

Lo que sí hay ahora son científicos de prestigio que no sólo se declaran creyentes, sino que consideran que hacerlo es casi un acto de rebeldía ante lo políticamente correcto en ciencia (ser ateo). Para otros, en cambio, ser un investigador de primera fila es simplemente incompatible con creer en Dios. También es animada la siguiente cuestión: ¿tiene la ciencia algo que decir sobre la necesidad de Dios para explicar el mundo? O esta otra: ¿hasta qué punto la religiosidad de una sociedad influye en las conclusiones a las que llegan sus científicos?

DE NUEVO EN ESCENA. "Dado que hay una ley como la gravedad, el Universo puede crearse de la nada y lo hace", escribe Hawking. "La creación espontánea es la razón de que haya algo en lugar de nada (...). No es necesario invocar a Dios para que encienda la luz y eche a andar el Universo". En realidad, la postura de Hawking no es nueva. En el prólogo de la primera edición de su obra superventas "Breve historia del Universo", de 1988, el astrónomo Carl Sagan escribió: "Hawking está intentando, como él mismo afirma, entender la mente de Dios. Y esto hace que sea aún más inesperada la conclusión: un Universo sin frontera en el espacio, sin principio ni final en el tiempo, y en el que un creador no tiene nada que hacer".

La postura de Hawking tampoco es nueva en la ciencia. Lo recuerda el cosmólogo británico John Peacock, participante en un reciente congreso sobre cosmología: "Hace 200 años, el físico francés Laplace fue criticado por Napoleón por excluir a Dios de su explicación sobre cómo se formó el Sistema Solar; la famosa respuesta de Laplace fue: `No necesito esa hipótesis`. Hawking está aplicando la lógica de Laplace a todo el Universo, en lugar de sólo al Sistema Solar, pero la cuestión de fondo es la misma".

Ahora bien, Hawking no dice que Dios no exista. "Es fácil imaginar una prueba de la existencia de Dios", dice John Peacock. "Si mañana viéramos que las estrellas se han movido para escribir en el firmamento el mensaje de que Dios existe, para mí sería bastante convincente. Pero una prueba de la no existencia de Dios es mucho más difícil de imaginar".

Sea o no difícil demostrar que Dios no existe, ¿compete eso a los científicos? "La existencia de Dios queda fuera del ámbito de la ciencia", dice Josh Frieman, investigador implicado en las misiones espaciales que exploran la radiación de fondo del Universo -una energía que llena todo el cielo y cuya existencia prueba que el Universo que conocemos empezó a expandirse tras un Big Bang hace 13.700 millones de años. Por eso mismo, "las creencias de los cosmólogos no son relevantes para su trabajo como investigadores; muchos cosmólogos tienen intensas creencias religiosas, y muchos otros no".

Esa visión es compartida por Evencio Mediavilla, que investiga sobre galaxias en el Instituto de Astrofísica de Canarias: "A lo largo de la historia ha habido grandes pensadores y científicos creyentes y no creyentes. Parece que ahora en la comunidad científica hay una mayoría que se declararía indiferente o no creyente, pero no pienso que sea incompatible ser un buen científico y creer en Dios. Son asuntos separados".

DIOS Y EL BIG BANG. Ahora bien, que la ciencia no pueda o deba buscar a Dios no significa que no pueda o deba investigar qué ocurrió antes del Big Bang, por ejemplo. El único límite para la ciencia es el propio método científico; todo lo que pueda ser sometido a este método es territorio científico: "Lo importante es que la ciencia descansa sobre fundamentos que se pueden poner a prueba experimentalmente", dice Frieman. "Es legítimo que los cosmólogos analicen qué pasó en torno al tiempo del Big Bang. Hawking y otros han explorado teorías en las que el Universo se crea a partir de la nada; es una posibilidad difícil de poner a prueba, pero viable. Por desgracia, nuestro conocimiento hoy en día sigue siendo insuficiente para dar esta cuestión por cerrada".

Pero el debate no acaba aquí. Para algunos la necesidad de Dios emerge de la propia ciencia, y es lícito que ésta intente responder a cuestiones religiosas. "Hoy parece que hablar de Dios entre los científicos es una especie de herejía, pero lo cierto es que la cosmología siempre ha sido, y sigue siendo, una ciencia muy cercana a los límites, a las preguntas fundamentales que todos nos hacemos", comenta Eduardo Battaner, astrofísico de la Universidad de Granada y autor de obras de divulgación. "La postura que afirma que la ciencia no puede responder a si Dios existe no me parece sincera. De hecho, hoy se sigue discutiendo si la cosmología apoya una creación en el principio, o no. El Big Bang no demuestra ni refuta la existencia de Dios, pero es un debate interesante y pertinente; no estoy de acuerdo con eso de que la ciencia y la religión van por caminos distintos, lo considero una pose: la cabeza es una sola, y todo, Dios y la ciencia, pasan en la cabeza".

Battaner ve a Dios "como una especie de razonamiento que puede salir de la ciencia". "Tengo, desde luego, muchas dudas, pero me parece vislumbrar una necesidad racional de Dios. No un dios que castiga a los malos y recompensa a los buenos, sino un dios como una necesidad científica. Me convence el argumento de lo contingente: el Universo podría no existir, yo podría no existir... es decir, todos somos contingentes; debe de haber algo que no lo sea".

Francis Collins, director del Instituto Nacional de Investigación en el Genoma Humano estadounidense, cristiano declarado, tiene una opinión similar. "Este no debería ser un tema tabú, pero a menudo lo es en círculos científicos", ha declarado a The New York Times. Collins no cree adecuado mantener completamente separados el trabajo como científico y las creencias religiosas. Pero esto no implica que dude de hechos ya establecidos por la ciencia, como la evolución: "Pedir a alguien que rechace las evidencias a favor de la evolución para demostrar que realmente ama a Dios... ¡Qué elección más horrible!". En su opinión, Dios hace falta para comprender al ser humano; sin él "no entenderíamos por qué estamos aquí". "La ciencia no tiene poder para abordar estas preguntas. Y ¿no son, al fin y al cabo, las más importantes que nos hacemos?".

Es cierto, dicen los historiadores de la ciencia, que el trabajo del científico debió de nacer de la misma curiosidad que hizo germinar la religión. Pero en cierto momento la ciencia labró su propio camino. "En época de Newton no se podía pensar en cuestiones científicas sin, tarde o temprano, llegar a la cuestión de Dios", explica José Ferreirós, catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Sevilla. "La cosa dejó de ser así en el siglo XIX, antes de Einstein. ¿Por qué cambió? Porque `Dios ha muerto` en la sociedad, como dijo Nietzsche. El desarrollo de la ciencia y de la filosofía moderna tuvo mucho que ver con esa muerte, pero también la Revolución Francesa, el fin del Antiguo Régimen". Según él, "el tema religioso es hoy más que nada un asunto privado".

No deja de ser curioso que la teoría del Big Bang la propusiera precisamente un sacerdote. En 1927, el belga Georges Lamaitre postuló que el Universo está en expansión y que, por tanto, debió de haber un comienzo. Lamaitre describió su teoría como "un huevo cósmico explotando en el momento de la creación". Pocos años después, el astrónomo Edwin Hubble observó que, efectivamente, las galaxias se alejan entre sí. Pero durante la mayor parte del siglo XX, y hasta que hace unas décadas las pruebas a favor del Big Bang empezaron a considerarse irrefutables, la idea de que hubo un tiempo cero fue muy discutida, entre otros por el prestigioso físico Fred Hoyle, precisamente el autor del término Big Bang, que defendía un Universo sin principio ni fin y que vinculaba el éxito del Big Bang precisamente a su buen encaje con la idea religiosa de creación.

OTRAS INTERFERENCIAS. En cualquier caso, no es la cosmología la única rama de la ciencia que roza la frontera con la religión. La vida y su origen son otro frente abierto. En una obra reciente el Nobel de Química Christian de Duve, "La vida en evolución: moléculas, mente y significado", explica cómo ha llegado a la conclusión personal de que "el diálogo entre ciencia y religión es imposible" y dice que la segunda rechaza los descubrimientos de la primera.

Quizás, sorprendentemente, la matemática es otra de las áreas donde el debate ciencia-religión es más activo. "Los matemáticos discrepan sobre si las matemáticas son un constructo humano o si se descubren porque ya estaban en la naturaleza (¿dadas por Dios?)", señala Manuel de León, director del Instituto de Ciencias Matemáticas. "Creo que las descubrimos aunque les demos una determinada forma que puede diferir de unos a otros, y las descubrimos porque son al final las leyes que rigen el Universo; esa física que Hawking aduce como causa de la creación del Universo se expresa en términos matemáticos". Y está la admiración ante la belleza, "esa sensación estética que a algunos les lleva a considerar las matemáticas como la verdad última", dice De León.

Y, cómo no, a la cuestión ciencia-religión no le falta un toque irónico: ¿Qué pasa cuando los científicos ocupan en la sociedad el papel de... sacerdotes? O sea: ¿Por qué lo que dice Hawking va a Misa? "La opinión de un científico acerca de este tema no tiene por qué ser a priori más interesante que la de cualquier otra persona", dice Evencio Mediavilla. "Sería infantil crear una iglesia de científicos no creyentes".


Investigación, hallazgos y trascendencia

"Cuando has tenido por primera vez delante de ti estos 3.1 billones de letras del `libro de instrucciones` que transmite todo tipo de información y todo tipo de misterios acerca de la humanidad, eres incapaz de contemplarlo página tras página sin sentirte sobrecogido. No puedo ayudar, sino admirar estas páginas y tener una vaga sensación de que eso me está proporcionando una visión de la mente de Dios". La cita perteneces a Francis Collins, el científico que lideró el equipo que descubrió el genoma humano.

A sus 56 años, Collins relató en su libro "El lenguaje de Dios" cómo se convirtió desde el ateísmo cuando tenía 27 y explica que hay bases racionales para reconocer a un creador, aunque afirma que la ciencia no debe usarse para refutar esto porque en realidad está confinada a su mundo "natural".

Con su libro editado en 2006, Collins se une a un grupo de científicos cuyos descubrimientos han contribuido a reafirmar su fe en Dios. Albert Einstein, que reformuló la física vigente desde Isaac Newton, escribió al respecto que "no hay duda de que la ciencia no refutará nunca la doctrina de un Dios personal que interviene en los acontecimientos naturales, donde esta doctrina siempre puede afianzarse en aquellos campos en los que aún no ha sido capaz de afianzarse el conocimiento científico".

Y el mismo Newton afirmaría cuatro siglos antes que "el sistema más bello sólo podría proceder del dominio de un ser inteligente y poderoso". El físico estadounidense Steven Weinberg, ganador en 1979 del Premio Nobel de Física, sostuvo que "con o sin religión, la gente buena hará el bien y la gente mala hará el mal, pero para que la gente buena haga el mal, hace falta la religión".





Fuente: ElPais.com.uy
Nota: Este mismo articulo originalmente fue publicado por el Diario El País, de España, bajo el titulo "Si lo dice un científico, va a misa". Es interesante notar la adaptación por parte del medio uruguayo, lo cual nos llevo a publicar este articulo.
Autor: Mónica Salomone





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viernes, 5 de noviembre de 2010

Huellas dactilares de la Creación, por Robert Gentry / documental


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Titulo original: Fingerprints of Creation
Presentador: Lonnie Melashenko (The Voice of Prophecy)
Duración: 33 minutos
Idioma: español / doblado del ingles original


Un descubrimiento revolucionario se ha encontrado en las rocas fundacionales de la Tierra: las huellas dactilares de la Creación! De la mano del presentador, Lonnie Melashenko (orador de The Voice of Prophecy / La Voz de la Esperanza en ingles), conoceremos de este sorprendente descubrimiento presentados en términos muy fáciles de entender.

El científico Dr. Robert Gentry ha descubierto que granitos contienen hermosos halos microscópico de color, producido por el decaimiento radiactivo del polonio, que sólo tiene una existencia efímera. De acuerdo con todos los principios básicos de la teoría de la evolución, estos halos nunca debería estar allí presentes.

En forma de pensar de los evolucionistas, el granito se originaron en un estado de fundición (derretido), luego se enfrió, y cristaliza endureciéndose durante millones de años en la tierra. Pero si ese es el caso, la radiactividad fugaz del polonio elemental nunca podría haber sido capturados en forma de halo. Se habría desintegrado totalmente, mucho antes de la roca se solidificada. Los halos de polonio indican que la Tierra se formó de inmediato, proporcionando así la evidencia científica de que la Tierra fue creada por Dios.

Este video, estan basados en el libro del mismo científico titulado,"Creation's Tiny Mystery". Estos detalles de la naturaleza de los halos de polonio son la demostración de como la Tierra se formó rápidamente y no se enfrió durante millones de años. Estos hallazgos acerca de los halos de polonio por el Dr. Robert Gentry ha pasado la revisión inter pares y ha sido publicados en revistas científicas de prestigio (por mayor informacion ver -en ingles- "radiohalos" en wikipedia).

Este video fue filmado en su mayoría en California, lleva al espectador al pintoresco Parque Nacional de Yosemite durante el invierno y a las regiones circundantes -Palm Springs y Bishop- donde los granitos son claramente visibles. Animaciones gráficas en tres dimensiones se incluyen para ayudar a transmitir el proceso de formación del halo de partículas nucleares. Instrumentación similar a las utilizada para recopilar los datos publicados sobre los halos de polonio, son mostrados junto a demostraciones simples que ilustran los conceptos básicos de un emisor nucleares de corta duración

El Dr. Gentry explica la historia del origen de granito y los intentos de los científicos para llegar a un modelo de su formación de aceptación universal . Breves comentarios sobre la investigación del Robert Gentry están a cargo del Dr. Bruce Holman, del Wisconsin Lutheran College, y el Dr. Andrew Snelling, del Creation Ministries International (ex Creation Science Foundation) de Australia.



2 / 3. Huellas dactilares de la Creación


3 / 3. Huellas dactilares de la Creación



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miércoles, 13 de octubre de 2010

¿A nuestra propia imagen? La ética y la clonación humana. Por Zuccarelli y Winslow

Cumulina! No es un pueblo romántico en una isla lejana. No es un plato exótico. No es nada que tú pudieras haber adivinado hace unos pocos meses. Es un ser valiente que ha ingresado en un mundo nuevo. Es un ratón. Es un clon anidado entre virutas de madera en jaulas de plástico transparente en la Universidad de Hawaii. Cumulina y unos otros 50 ratones son los últimos pioneros en una búsqueda científica con implicaciones escalofriantes. Los ratones parecen no ser diferentes de otros ratones en cualquier laboratorio. Sin embargo, el grupo es singular porque sólo tienen "padres" femeninos. Como Dolly (foto), la oveja mundialmente conocida, los ratones fueron producidos por trasplante nuclear de células somáticas —en otras palabras, por clonación—.

Dolly causó una ardiente tormenta de debates. El anuncio de su nacimiento hecho por el hombre de ciencia escocés Ian Wilmut (foto) en febrero de 19971 hizo surgir la perspectiva de que, en un futuro cercano, sería posible clonar seres humanos. Las implicaciones éticas y filosóficas ocuparon los medios de comunicación durante meses y pusieron la clonación humana en la agenda de cuerpos legislativos y comisiones de pensadores alrededor del mundo. El debate duró un año y medio, limitado sólo por la incapacidad de otros hombres de ciencia de repetir el proceso, por dudas de que la tecnología pudiera adaptarse a los seres humanos y por sugerencias de que la concepción de Dolly no haya sido inmaculada.

Esas barreras fueron eliminadas por tres informes en el número de julio de 1998 de la revista Nature. Dos grupos proporcionaron evidencias convincentes de que Dolly es genéticamente idéntica a la oveja de la cual derivó; ella es, en realidad, un clon auténtico2,3. El grupo de Honolulú mostró que el trasplante nuclear de células somáticas puede repetirse, creando tres generaciones sucesivas de ratones clonados4. También proveyeron evidencia de que esto puede hacerse con especies que se creía eran difíciles de clonar, incluyendo los seres humanos. De acuerdo con el editor, "llega a ser más probable que, donde alguien pueda legalmente clonar [seres humanos] lo hará".5 Esa probabilidad tomó cuerpo cuando el físico Richard Seed anunció que él ha identificado clientes, apoyo financiero y hombres de ciencia para formar su propuesta clínica de clonación en Chicago.

¿Deberían clonarse los seres humanos?

Pero, ¿deberían clonarse los seres humanos? Como cristianos adventistas, que apreciamos el valor que Dios asigna a la vida humana, y nuestras responsabilidades como mayordomos de la tierra, el asunto necesita ser cuidadosamente examinado. Después de explorar la ciencia y la economía de la clonación, el objetivo de este artículo es identificar principios éticos que pudieran guiarnos a través de la maraña de problemas y emociones que rodean la perspectiva de la duplicación asexual humana.

Comencemos con la reproducción sexual. Los libros de biología dicen que cuando dos células reproductoras se unen para fertilizarse, combinan sus genes para crear una célula única llamada cigoto. El material genético del cigoto, en la forma de ADN, se replica más tarde y se distribuye igualmente en dos células hijas, formando el embrión de dos células. El embrión se desarrolla por ciclos ordenados de replicación del ADN y de división celular. Cada célula recibe una copia completa del material genético, la mitad de cada cual fue originalmente provisto por cada uno de los padres. Cuando el embrión alcanza el número crítico de células, éstas comienzan a especializarse por medio de la expresión selectiva de algunos genes y la desactivación de otros de acuerdo con un programa incorporado en ellas. De acuerdo con el patrón de expresión, algunas llegarán a ser células nerviosas, otras, musculares, y otras, células de la piel. Una diferenciación continuada eventualmente constituirá un feto con los centenares de tipos de células especializadas que conforman el organismo recién nacido.

Aunque la reproducción sexual es un tema común, no es universal. El libro de texto en que estudiaste biología describe microorganismos unicelulares, como las bacterias y las levaduras, cuyo modo regular de reproducción es asexual. Sencillamente sus células se dividen en dos células genéticamente idénticas, clones de la célula paterna. Muchas plantas también se reproducen asexualmente. Un fragmento arrojado por la cortadora de césped de un vecino puede iniciar el crecimiento de una maleza en tu césped. Una enredadera favorita, un rosal, o una planta de interior puede ser clonada haciendo arraigar un gajo hasta que forma una plantita completa. Algunos animales, como las estrellas de mar y las lombrices de tierra, puede también regenerarse a partir de fragmentos del animal. Cada uno de estos casos de reproducción asexual depende del hecho de que cada célula en un organismo complejo contiene todos los genes del organismo entero, aun si la célula procede de la hoja de una planta y sólo usó los genes necesarios para constituir una hoja.

Se creía que los genes desactivados durante el desarrollo embrionario quedaban permanente desactivados en los animales. Décadas de intentos fallidos para generar animales enteros de células aisladas del cuerpo (llamadas células somáticas) afirmaron la creencia de que se habían diferenciado en forma terminal. Parecía no haber ningún camino sencillo para mover los interruptores genéticos a su posición de partida. Hasta que llegó Dolly.

Trasplante de núcleos en células somáticas

Siguiendo la pista de experimentos realizados en las décadas de 1950 y 1960, el Dr. Wilmut obtuvo ovocitos de ovejas (huevos antes de su maduración) y retiró manualmente sus núcleos (que contienen el material genético) usando delgadas pipetas de vidrio. Combinó entonces los ovocitos que no tenían genes, con células somáticas tomadas de la ubre de una oveja adulta. El núcleo de la célula de la ubre reemplazó los genes normalmente suministrados por el esperma y el óvulo durante la fertilización. El citoplasma del ovocito, aparentemente, proporcionó el ambiente adecuado para volver a activar los genes en el núcleo de la célula de la ubre, permitiéndoles expresarse en la secuencia normal del desarrollo embrionario. Después de un período de crecimiento en una solución nutritiva, el ovocito reconstituido, que había llegado a ser un embrión multicelular, fue implantado en una oveja para su desarrollo a término'.

De ese modo llegó a existir Dolly. Los pasos cruciales en el proceso están reflejados en su nombre: trasplante de núcleos en células somáticas. Con diversas modificaciones, el equipo de Honolulu usó el mismo procedimiento para formar a Cumulina, el primer ratón clonado, y clones de clones en dos generaciones sucesivas4.
Vale la pena destacar varios hechos. Primero, Dolly y Cumulina no tienen padre y madre en el sentido convencional: padres que contribuyeron con células germinales para su concepción. Más bien, cada una tiene un donante del núcleo que proveyó todo el material genético nuclear, un donante de un ovocito que proveyó la "incubadora" celular en la que fueron colocados los genes, y una madre de gestación que nutrió el embrión hasta el nacimiento. Como ninguno de los participantes era macho, uno podría decir que Dolly y Cumulina tuvieron tres "madres" cada una.

Segundo, un clon tiene el mismo material cromosómico que el donante del núcleo. Algunos han comparado a los clones con gemelos idénticos sucesivos del donante del núcleo. El donante del ovocito contribuye con una cantidad minúscula de material genético que se encuentra en las mitocondrias; la madre gestacional proporciona sólo un vientre para nutrir al embrión. Las tres madres de Dolly fueron ovejas de raza Finn Dorset, Poli Dorset y Caranegra escocesa, respectivamente. Ella se parece exactamente a su "madre" nuclear, Finn Dorset.

Tercero, aunque la clonación es una realización asombrosa, es tremendamente ineficiente. Se usaron más de 400 óvulos de oveja para producir a Dolly [1]. Todos los demás murieron en diversos estadios. Cumulina y su cohorte representan más o menos el 2,5 por ciento de los intentos hechos por el equipo de Honolulú4. Obviamente, la reproducción sexual es más eficiente, más sencilla y claramente más satisfactoria.

Esto puede provocar la pregunta: "¿Por qué intentar la clonación, después de todo?" Puede sorprender decir que la motivación primordial es la duplicación de animales, no de seres humanos. El valor de la clonación es la consecuencia de una diferencia crucial entre la reproducción sexual y la asexual. Considera la incertidumbre de la cría de animales en forma tradicional. Los terneros que nacen de una vaca campeona en producción de leche, por ejemplo, reciben sólo la mitad de los genes de la madre. Como la producción de leche depende de muchos genes que interactúan, pocos de sus descendientes tienen la posibilidad de heredar la combinación precisa que hizo de su madre una vaca lechera tan importante. Después de ganar la Triple Corona, por ejemplo, Secretariat fue padre de más de 400 potrillos que nacieron de su unión con las mejores yeguas del mundo. ¡Ni uno de ellos tuvo una carrera triunfal en las carreras de caballos! La reproducción sexual limita mucho lo que se puede esperar en cuanto a la trasmisión de rasgos deseables.

Fábricas de animales transgénicos.

En contraste, los clones tienen exactamente los mismos genes que los donantes de sus núcleos. La clonación aseguraría que la constitución genética de las ovejas con vellones especialmente gruesos y suaves, o las gallinas que ponen muchos huevos de colesterol bajo, serían replicadas con toda exactitud. Aunque esas características son deseables, otras son todavía aun más estimadas. El motor que impulsa el desarrollo de los trasplantes de núcleos es el deseo de producir animales que contengan genes humanos, los llamados animales transgénicos.

Durante los últimos 25 años, los biotecnólogos han identificado y aislado genes humanos que codifican diversos componentes y productos celulares. Como resultado práctico, la insulina y otras proteínas humanas sencillas son fabricadas por bacterias alteradas genéticamente que crecen en grandes bateas de caldo. Muchas proteínas valiosas, sin embargo, son demasiado complejas para que las bacterias las puedan replicar adecuadamente. Una alternativa es usar cultivos de células humanas o de mamíferos genéticamente modificadas, pero hacerlas crecer es costoso y ellas fabrican sólo una cantidad pequeña del producto deseado. Se evita usar el método más antiguo, que es el de extraerlo directamente de los cadáveres o de sangre humana vencida, por causa del riesgo de contaminación con agentes infecciosos como el HIV o el virus de la hepatitis.

Persiguiendo la encienda en el costo y la seguridad, la biotecnología se ha dirigido a los animales domesticados que pueden fabricar productos bajo la dirección de genes humanos añadidos a sus cromosomas. En el mejor de los casos, el ADN añadido logra que los animales segreguen grandes cantidades de proteína humana a su leche. La primera ola de animales transgénicos está representada por cabras, vacas, cerdos y ovejas en los Estados Unidos, Escocia y Holanda, que fabrican proteínas como la antitrombina II (un agente anticoagulante) , alfa-1-antitripsina (ausente en los que sufren de enfisema y útil para el tratamiento de la fibrosis cística), factores coagulantes de la sangre (ausente en los hemofílicos) e interferones (agentes antivirales). Conseguir que los animales de la granja conviertan pasto en proteínas es como tener un ganso que pone huevos de oro, ¡y tal vez aun mejor! Algunas proteínas terapéuticas valen muchas veces su peso en oro.

Muy bien, así que los animales que segregan proteínas humanas útiles son valiosos. ¿De qué modo entra la clonación en este cuadro? Es difícil lograr animales transgénicos de alto rendimiento, pero la clonación puede hacerlo más fácil. El primer paso en fabricar un animal transgénico es identificar y aislar el gen humano para el producto deseado, digamos, una proteína antiviral. Luego, el gene se añade al segmento de ADN que controla cuándo y dónde será activo el gene. Una estrategia típica es usar un segmento que conduce al gene a fabricar su proteína antiviral en las células que producen leche en la glándula mamaria. Estos pasos se realizan fácilmente usando técnicas moleculares genéticas bien probadas, pero las etapas posteriores son técnicamente exigentes e ineficientes. Varios centenares de copias del gene, más el ADN controlador, son laboriosamente microinyectadas en ovocitos fertilizados. Los cigotos que se desarrollan son luego implantados en madres sustituías para su gestación. La eficiencia es desalentadoramente baja: típicamente, se verifica que menos del 0,5 % de las que sobreviven al nacimiento son positivas para el transgene. Aún menor es el número de las que segregan cantidades útiles de la proteína en su leche. Claramente, pueden necesitarse años para lograr un rebaño transgénico productivo.

El tener acceso a métodos confiables para la clonación cambiaría el cuadro. Como antes, un gene humano debe ser aislado y unido a un segmento controlador. Luego, en lugar de la microinyección, sencillamente se añade el gene más el ADN controlador al líquido en el cual están creciendo las células animales cultivadas. En las condiciones correctas esas células captan ese gene con agregados por sí mismas o después de un breve impulso eléctrico.

Para saber si pueden ser buenas productoras de proteína, las células que han aceptado el transgene pueden ser purificadas y probadas, por medio de los métodos normales de selección. Como estas manipulaciones se realizan en células cultivadas, y no en animales, se lo puede lograr en unos pocos días. Las células modificadas exitosamente se usarían entonces para fabricar animales enteros, transfiriendo sus núcleos a ovocitos a los que previamente se les ha extraído el núcleo.

Tejidos para trasplantes

Otro papel de la clonación consistiría en la creación de animales con tejidos "humanizados" para afrontar la gran necesidad de órganos para trasplantes. El rechazo hiperagudo de órganos animales se debe a una disposición de las subunidades de azúcar en la superficie de las células que los receptores humanos no toleran. Como es posible sustraer así como añadir genes, el eliminar los genes responsables de las modificaciones superficiales ofensivas haría que los órganos animales fueran más compatibles con sus huéspedes humanos.

La misteriosa capacidad del citoplasma de los ovocitos para reprogramar un núcleo es de lo más fascinante. Algunos predicen que puede ser posible aprovechar aún más esta propiedad. Después que el núcleo de un paciente ha sido reprogramado a un estado embrionario dentro de un ovocito, puede ser posible darle instrucciones para que se replique y madure para formar un tipo diferente de célula. La meta sería generar tejidos especializados que pudieran usarse para tratar una amplia gama de enfermedades humanas: células jóvenes de los islotes del páncreas para tratar la diabetes, células de la piel para sanar quemaduras, células de nervios para reparar heridas en la espina dorsal, o revertir la enfermedad de Parkinson. Como el tejido trasplantado se deriva del paciente, sería perfectamente compatible y evitaría el rechazo inmunológico. En vez de considerar la repulsiva posibilidad de clonar personas para ser usadas como "repuestos", el trasplante de núcleos podría ser capaz de reprogramar células humanas de modo que crezcan para formar órganos aislados o tejidos similares a órganos.

La clonación y los problemas éticos

La tecnología de la clonación promete beneficios pasmosos, pero, ¿a qué costo? Algunos advierten que puede ser muy elevado, como el de socavar la dignidad humana y erosionar las relaciones familiares. Examinemos estas preocupaciones reflexivamente para determinar si son orientaciones útiles para tomar decisiones acerca de la clonación. Organizaremos nuestra presentación alrededor de siete temas de ética cristiana: la protección de los daños, las consecuencias para la libertad humana, los efectos sobre la estructura de la familia, el potencial para aliviar el sufrimiento, la mayordomía de los recursos personales, la veracidad, y el potencial para comprender la creación de Dios.6
1. La protección de los daños. El creador de Dolly, lan Wilmut, identificó la razón más apremiante para no intentar la clonación de seres humanos: resultaría en la pérdida de incontables ovocitos humanos y la muerte de muchos fetos en diversas etapas de desarrollo, incluyendo los que están cercanos al término. También plantea un alto riesgo de bebés malformados y de muerte de bebés. En sus primeros experimentos, cerca del 60 por ciento de las ovejas clonadas morían poco después de nacer, y muchas mostraban anormalidades físicas. La clonación es moralmente precaria por cuanto es médicamente peligrosa. La norma de las Escrituras es evitar poner la vida de los seres humanos en riesgos de daños o muerte indebidos, especialmente las vidas de los más vulnerables. El mismo principio se repite en el juramento de los médicos, de "no hacer daño". Esto prohibe una empresa que resultaría en docenas de bebés muertos antes de nacer, deformados, o no viables, a fin de producir un niño sano.
La comisión consultiva nacional de bioética designada por el presidente de los Estados Unidos, decidió que la clonación humana es actualmente inaceptable por razones de seguridad7. Su veredicto se basó en el estado de una tecnología que tiene menos de dos años de antigüedad. La comisión recomendó una moratoria temporaria, esperando que las experiencias futuras aumenten la proporción de éxitos. Una prohibición permanente sería equivalente a haber prohibido para siempre los viajes por aire en los días inmediatamente posteriores al primer vuelo exitoso en Kitty Hawk, porque desafiaba a la muerte. Dolly y Cumulina representan hitos en una larga serie de desarrollos biológicos que abarcan cinco décadas. El ritmo actual de progreso requiere que reevaluemos la tecnología a intervalos para determinar si ha madurado más allá del punto de equilibrio entre los beneficios y los riesgos.

2. La libertad y la dignidad humanas. Los cristianos creen que los seres humanos tienen dignidad por cuanto fueron creados a la imagen de Dios con el poder autónomo "de pensar y hacer". La perspectiva de reproducción asexual humana a menudo evoca una visión contraria y perturbadora: ejércitos de autómatas sin alma que marchan en los pasos genéticos de sus progenitores. Nuestro temor de la formación de copias carbónicas de seres humanos es fuerte, casi instintivo. Deriva, en parte, de nuestra tendencia de igualar la apariencia con la identidad personal. El año pasado un diario presentó las respuestas de adolescentes ante la perspectiva de la clonación humana. "Así que las personas serán clonadas", dijo un joven de 18 años, "¿pero no se sabrá quiénes son los clones? ... ¿Y cómo se sabrá si tendrán un alma? ¿Cómo sabe uno qué es esa persona que está viniendo por la calle?"

En contraste, tenemos poca dificultad en aceptar el hecho de que los gemelos "idénticos" (monocigóticos) no son realmente idénticos. Desarrollan personalidades y temperamentos diferentes, como consecuencia de sus experiencias independientes, del ambiente en que vivieron y de sus elecciones personales. A pesar de sus genes idénticos, llegan a ser "almas" plenamente singulares. Una persona clonada maduraría para ser enteramente diferente de la persona donante del núcleo por las razones ya indicadas, pero además, el clon tendría una "madre" diferente, crecería en una familia diferente, y viviría en una época diferente de la de su donante. En consecuencia, la creencia de que los clones de Alberto Einstein o Michael Jordán repetirían la historia de la vida de sus progenitores es totalmente sin fundamento. El bioético del Centro Hasting, Erik Parens, resumió el asunto en forma breve cuando observó: "No se puede clonar un yo".8

Aunque los clones serían individuos singulares, algunos pueden intentar limitar la expresión de esa singularidad. ¿Puedes imaginarte el clon de un famoso pianista obligado a pasar horas en el teclado con la exclusión de otros intereses? ¿Estaría alguien inclinado a producir clones con propósitos comerciales o para sacrificarlos por sus órganos? Nuestro concepto es que moralmente no puede defenderse la creación de clones para ser usados sólo como fuente de órganos para el trasplante, para la explotación comercial, o como herramientas serviles. Nos deberíamos oponer enérgicamente a la "mercantilización" y a la "esclavitud genética" de los seres humanos. La clonación, como toda tecnología potente, puede ser una herramienta para el bien o para el mal. Cualquier forma de usarla que socave o disminuya la dignidad o la autonomía personales de los seres humanos, debería ser rechazada.

3. El alivio del sufrimiento humano. La aplicación plena y creativa de nuestra mente y cuerpo a los avances del ministerio sanador de Cristo es un principio fundamental de la teología adventista, que se expresa, en parte, en nuestros programas mundiales médicos y educativos. En la gran comisión está implícita nuestra responsabilidad de prevenir y aliviar el sufrimiento con los medios a nuestra disposición. La clonación puede ser una herramienta sanadora poderosa si nos permite prevenir la transmisión de enfermedades genéticas o crear tejidos y órganos de reemplazo para reparaciones o trasplantes. Retaugh Dumas, de la Universidad de Michigan, expresó una opinión que puede hacer vibrar una cuerda dentro de aquellos que están dedicados al ministerio de curación: "Yo podría presentar el argumento moral de que si estas técnicas estuvieran disponibles y no las usáramos, estaríamos fallándole a la sociedad".9
4. Salvaguardia de la estructura de la familia. Durante el anuncio de una moratoria sobre la clonación, el presidente de los Estados Unidos mencionó la preocupación de que "tiene el potencial para amenazar los sagrados vínculos de la familia". La imagen de bebés producidos mecánicamente fuera del círculo familiar es perturbadora. El plan divino es que los niños sean nutridos dentro del contexto de una familia amante con la presencia, la participación y el apoyo de un padre y de una madre. El trasplante de núcleos para lograr la reproducción humana cuando otros métodos fallan, sólo debería ser intentada dentro del ámbito de un matrimonio fiel y en apoyo de una familia estable. Por esta razón, deberíamos evitar las complicaciones morales que surgirían si tuviera que actuar una tercera persona como un sustituto en la gestación, o ser la fuente del material genético.10 La clonación podría ser un último recurso valioso para las parejas que desean tener hijos pero no pueden fabricar células reproductoras funcionales. En tales situaciones, el trasplante de núcleos podría servir como una forma avanzada de reproducción asistida. Muchos han propuesto el caso hipotético de una pareja cuyo único hijo está muriendo y que deseara, literalmente, remplazarlo. Algunos considerarían esto como una aplicación apropiada para el trasplante de núcleos.

5. El uso sabio de los recursos. Dados los desafíos tecnológicos de la clonación, ésta es costosa y tal vez siga siendo así por algún tiempo. Una pareja norteamericana, por ejemplo, pagó $ 2.300.000 dólares a la Universidad A&M en Texas para que clonara a su amada perrita Missy. En una sociedad libre, la gente tiene la libertad de gastar su dinero de muchas maneras, incluyendo formas necias. Pero los cristianos son llamados a usar sus recursos de una manera que refleje una mayordomía responsable. Este compromiso significa poner el reino de Dios en primer lugar, y que la atención de las necesidades de otros incluye el sacrificio propio. Los cristianos deberían evaluar el gasto y el valor de la clonación a la luz de una mayordomía fiel.

6. Veracidad. Las Escrituras nos enseñan a valorar la comunicación honesta y a abstenernos de mentir. Cuando se desarrolla una nueva tecnología, como la clonación, es frecuente que algunos, en su entusiasmo, sobreestimen los beneficios y subestimen los costos y los riesgos. Por otro lado, es tentador para algunas personas negativas que exageren los riesgos y representen mal las metas. Los cristianos tienen la obligación de comprender y promover la verdad.

7. Comprensión de la creación de Dios. Dios desea que los seres humanos crezcan en su aprecio por la creación. Nuestro deseo de comprender el cuerpo humano y el mecanismo del desarrollo humano no es diferente del impulso de investigar otros fenómenos naturales. Los esfuerzos para comprender el mundo que nos rodea y el que está dentro de nosotros mediante la investigación ética es un impulso infundido por nuestro Creador y debería ser estimulado y apoyado. Para aquellos que son sensibles a las señales de la mano de Dios en el mundo físico, tal conocimiento es una evidencia de su amor y poder. En el momento actual, hay un amplio consenso ético de que no debería intentarse la clonación de seres humanos. Los que la proponen parecen ser pocos. Las preocupaciones por la seguridad deberían ser suficientes para descartar las aplicaciones a los seres humanos en este momento. Pero mientras los biólogos de la reproducción acumulan más experiencia con la clonación de animales, el procedimiento llegará a ser más eficiente y más económico. Entonces podrán esperarse intentos de clonación humana. Los cristianos tienen una oportunidad ahora de reflexionar acerca de los problemas éticos que presenta la clonación humana y a considerarlos en el contexto de los principios bíblicos permanentes.6 Hacer esto por anticipado es un acto de fe y de madurez moral.




Fuente: Dialogo Universitario
Autores: Anthony J. Zuccarelli (Ph.D., California Institute of Technology) es un biólogo molecular y director del programa de formación de científicos médicos en la Universidad de Loma Linda.
Geraid R. Winslow (Ph. D., Gradúate Theological Unión, Berkeley) es un eticista y decano de la Facultad de Religión en la Universidad de Loma Linda.

Referencias: 1. I. Wilmut et al.: "Viable Offspring Derived from Fetal and Adult Mammalian Cells". Nature 385 (1997), p. 810-813. 2. D. Ashworth et al.: "DNA Microsatellite Analysis of Dolly", Nature 394 (1998), p. 2329. 3. E. N. Singer et al.: "DNA Fingerprinting Dolly", Nature 394 (1998), p. 329-330. 4. T. Wakayama et al.: "Full Term Development of Mice From Enucleated Oocytes Injected With Cumulus Cell Nuclei", Nature 394 (1998), p. 369-374. 5. "Adult Cloning Marches on": Nature 394(1998), p. 303. 6. "Human Cloning: A Seventh-day Adventist Declaration of Ethical Principles". Una declaración votada por la Comisión del Concepto Cristiano de la Vida Humana, 22-24 de marzo de 1998, y por la Comisión Administrativa de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Silver Spring, Maryland, 1998. 7. D. Shapiro et al.: "Cloning Human Beings". Informe y recomendaciones de la Comisión Consultiva Nacional sobre Bioética, Junio de 1997. http://bioethics.gov/pubs.html. 8. D. Lutz: "Helio, Helio, Dolly, Dolly". The Sciences 37 (1997), p. 10, 11. 9. G. Kolata: "Clinton's Panel Backs Moratorium on Human Clones", The New York Times (18 de mayo de 1997). 10. "Considerations on Assisted Human Reproduction". Una declaración votada por la Comisión del Concepto Cristiano de la Vida Humana, 10-12 de abril de 1994, y por la Comisión Administrativa de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Silver Spring, Maryland, 26 de julio de 1994.

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miércoles, 29 de septiembre de 2010

Los extraterrestres podrían tener alma y ser bautizados según el Vaticano

1. El astrónomo del Papa bautizaría a un extraterrestre si se lo pidiera: "no importa los tentáculos que tenga, tiene alma"La posibilidad de encontrar vida inteligente es un asunto que también preocupa a la Iglesia Católica, cuyos teólogos contemplan cuál sería la respuesta.

El padre Guy Consolmagno, astrónomo del Vaticano y responsable de la colección de meteoritos del Papa, lo tiene claro: estaría encantado de que encontráramos vida inteligente en las estrellas. "Cualquier entidad - no importa los tentáculos que tenga - tiene alma", asegura en declaraciones al diario The Guardian. Eso, siempre y cuando nos atengamos a la definición tradicional de alma que incluye tener inteligencia y libre albedrío.

En cualquier caso, el astrónomo tendría reserva a la hora de bautizarlo. "¿Lo haría?, le preguntan. "Solo si me lo pidiera", responde.

Consolmagno, que se aficionó a la ciencia leyendo ciencia ficción, asegura que nos sorprenderíamos de saber lo enterados que están en el Vaticano de los últimos avances científicos. El astrónomo insiste además en el rechazo oficial de la Iglesia a las ideas del creacionismo y el Diseño Inteligente, que han resurgido en EEUU con teorías pseudocientíficas que reclaman la literalidad de las Escrituras.

"La palabra ha sido secuestrada por un pequeño grupo de creacionistas fundamentalistas en América que intentan decir algo que la Biblia no dice". "Es una mala teología", asegura, "que convierte a Dios, otra vez, en el dios pagano de los rayos y truenos".*



2. Creer en extraterrestres no se opone necesariamente a la fe, afirma Director del Observatorio Vaticano

En entrevista publicada por el diario oficioso del Vaticano, L'Osservatore Romano, titulada "El extraterrestre es mi hermano", el Director del Observatorio Vaticano, el sacerdote jesuita José Gabriel Funes, indicó que creer en la posible existencia de vida extraterrestre no se opone necesariamente a la doctrina católica.

El P. Funes, argentino de 45 años de edad, dijo que "la astronomía tiene un valor profundamente humano". "Es una ciencia que abre el corazón y la mente. Nos ayuda a colocar en la justa perspectiva nuestra vida, nuestras esperanzas, nuestros problemas. En este sentido –y aquí hablo como sacerdote y como jesuita– es también un gran instrumento apostólico que puede acercar a Dios", explica el sacerdote en la entrevista realizada por Francesco M. Valiante.

Con relación al origen del universo, el presbítero precisó que personalmente considera que la teoría del "bing bang" parece ser la más plausible, y que no contradice a la Biblia. "No le podemos pedir a la Biblia una respuesta científica aquí. Al mismo tiempo, no sabemos si en un futuro cercano la teoría del 'bing bang' será superada por una más completa y precisa explicación sobre el origen del universo".

Al ser preguntado por la existencia de vida extraterrestre, el Director del Observatorio Vaticano indicó que "es posible, incluso si hasta ahora, no tenemos prueba de ella. Pero ciertamente en tan grande universo esta hipótesis no puede excluirse".

Seguidamente, el sacerdote argentino señaló que "así como existe una multiplicidad de criaturas sobre la tierra, así también puede haber otros seres, incluso inteligentes, creados por Dios. Esta no es una contradicción con nuestra fe, porque no podemos establecer límites a la libertad creadora de Dios. Para decirlo con San Francisco, si podemos considerar algunas criaturas terrestres como 'hermanos' o 'hermanas', ¿por qué no podemos hablar de nuestro 'hermano extraterrestre? Él también pertenecería a la creación".

Refiriéndose luego a la oveja perdida de la parábola del Evangelio, el P. Funes comentó que "podemos pensar que en este universo puede haber 100 ovejas, equivalente a distintas clases de criaturas. Nosotros, que pertenecemos a la especie humana podríamos ser precisamente la oveja perdida, los pecadores que necesitan pastor. Dios se hizo hombre en Jesús para salvarnos. De esa forma, asumiendo que existiesen otros seres inteligentes, no podemos decir que necesitan redención. Podrían haber permanecido en total amistad con el Creador".

"¿Y qué pasaría si fueran pecadores?", cuestionó Valiante. "Jesús se hizo hombre una vez para siempre. La encarnación es un evento único. Entonces estoy seguro que ellos, de alguna manera, tendrían la opción de disfrutar de la misericordia de Dios, así como ha sucedido con los seres humanos", contestó el sacerdote.**



- Recomendamos leer el siguiente articulo en Ojo Adventista: Ovnis ¿Estamos solos en el universo? Por Marvin Moore



* Fuente: LaInformacion.com
**Fuente: Aciprensa.com / Roma, 13 Mayo 2008

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domingo, 5 de septiembre de 2010

Las iglesias no dejan solo a Dios

Los líderes religiosos responden al último libro de HawkingStephen Hawking ya ha conseguido un milagro, aunque de los previsibles. Católicos, anglicanos, musulmanes y judíos han hecho causa común al responder con argumentos similares al mensaje del científico británico en su nuevo libro "El gran diseño: no necesitamos a Dios para entender la creación del universo" (ver nota abajo "Dios no fue necesario para crear el universo").

La ciencia no puede reservarse el derecho a interpretar el origen de la vida, dijeron ayer los partidarios de Dios. "La física no podrá por sí sola aclarar la cuestión de por qué hay algo en vez de nada", dijo ayer el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, primado de la Iglesia anglicana. Creer en Dios no consiste en atar cabos sobre la formación del universo, sino en "creer que existe un ser inteligente y vivo del que depende toda la existencia", afirmó.

Durante siglos, las religiones han tenido muy claro cómo se produjo el origen de la vida. Cualquier desviación sobre ese "orden natural" de las cosas era tachada de herética, lo que acarreaba en muchos casos una drástica reducción de la esperanza de vida del osado.

Al menos en Gran Bretaña, no así en otras partes del mundo, los líderes religiosos no viven a espadas de los avances de la ciencia y su respuesta es ahora más sofisticada.

Es lo que permite a Jonathan Sacks, gran rabino de la Congregación Hebrea de la Commonwealth, restar valor a los principios religiosos ahora cuestionados por Hawking: "La Biblia está relativamente poco interesada en la creación del universo", escribió ayer en un artículo en The Times. "Dedica sólo 34 versos al asunto, mientras que la descripción de cómo los israelitas construyeron un santuario en el desierto ocupa 15 veces más".

Valores religiosos

La religión, según Sacks, está interesada en otras cosas: "¿Quiénes somos? ¿Por qué estamos aquí? ¿Cómo debemos vivir?". En esa discusión sobre valores, a la religión ya no le interesa tanto lo que diga la ciencia sobre los orígenes del universo.

En palabras del astrofísico y teólogo David Wilkinson, "el Dios en el que creen los cristianos está íntimamente implicado en cada momento de la historia del universo, no sólo en sus comienzos".

El arzobispo católico de Westminster, Vincent Nichols, coincide con Sacks en lamentar la brecha que se ha abierto entre ciencia y religión. El rabino admite que "la hostilidad mutua entre religión y ciencia es una de las maldiciones de nuestro tiempo y daña por igual a ambas". Pero Gran Bretaña no es como EEUU, y por eso no es extraño que un portavoz de la Iglesia anglicana dijera ayer que "la buena religión y la buena ciencia no son incompatibles".*



"Dios no fue necesario para crear el universo"

Stephen Hawking sostiene que el Big Bang fue una consecuencia inevitable de las leyes de la física sin ninguna intervención de un ente sobrenatural

Hubo un tiempo en que Stephen Hawking creía que el avance del pensamiento humano, gracias a la ciencia, permitiría conocer "la mente de Dios". Con este singular concepto, se refería a entender el origen del universo. Era una forma de apaciguar a los creyentes en Dios/Alá/Yahvé u otras deidades. Los caminos de la religión y de la ciencia no tenían por qué discurrir por planos diferentes.

Hawkins ha seguido pensando y ha llegado a una conclusión diferente. En su nuevo libro -El gran diseño (The Grand Design)-, coescrito con el físico norteamericano Leonard Mlodinow, el científico británico elimina a Dios de la ecuación: no necesitamos a Dios para entender la creación del universo. El Big Bang fue una consecuencia inevitable de las leyes de la física.

"Dado que existe una ley como la de la gravedad, el universo pudo crearse a sí mismo de la nada, como así ocurrió. La creación espontánea es la razón de que exista algo, en vez de la nada, de que el universo exista, de que nosotros existamos. No es necesario invocar a Dios para que encienda la mecha y ponga el universo en funcionamiento", escribe el físico británico, de 68 años, en el libro del que ayer The Times publicó un extracto.

Adiós a Newton

Newton creía que el sistema solar no podía haber surgido del caos por la simple intervención de las leyes de la naturaleza. El universo sólo podía haberse originado por la mano de Dios.

Hawking admite que la coincidencia extraordinaria de una serie de condiciones que permitieron la propagación de la vida en la Tierra sería ciertamente inaudita si el nuestro fuera el único sistema solar del universo. Esa explicación, que ha dado tranquilidad de espíritu a tantos científicos creyentes, quedó desmentida -escribe Hawking- cuando se descubrió en 1992 el primer planeta extrasolar, que orbitaba en torno a una estrella que no era el sol. Desde entonces, han aparecido casi 500. Malas noticias para los seguidores de Newton.

La esclerosis lateral amiotrófica que sufre desde hace años ha paralizado su cuerpo, pero su mente no deja de funcionar y sorprender. Hawking es un científico tan provocador que no deja de explorar incluso terrenos que otros colegas prefieren reservar a las películas de ciencia-ficción.

Hace sólo unas semanas, advirtió de que la raza humana debería colonizar el espacio en los próximos dos siglos porque de lo contrario desaparecerá. El crecimiento de la población y la escasez de recursos naturales no dejarán otra opción. En un documental en abril, llegó a predecir que un encuentro con una civilización alienígena no sería recomendable: "Si los extraterrestres nos visitan, el resultado no sería muy diferente a la llegada de Colón a América. Y ya sabemos que no fue muy bueno para los nativos americanos".

Hawking no ha abandonado su costumbre de alternar profundas explicaciones científicas con golpes de humor. En el nuevo libro, que saldrá a la venta en Reino Unido el día 9 -una semana antes de la visita del Papa al país-, comenta que el gran objetivo no es saber sólo cómo se comporta el universo, sino también por qué. Es decir, el enigma de "la vida, el universo y todo lo demás", como bien saben los lectores de la novela de Douglas Adams. Sólo que esta vez, "a diferencia de la respuesta de La guía del autoestopista galáctico, la nuestra no será 42".

Las bromas se acaban cuando Hawking y Mlodinow hacen un repaso del avance de la física teórica para llegar a la conclusión de que las teorías M son "la única candidata" para entender al universo en su conjunto y también la que Einstein esperaba encontrar. Las teorías M son la última aportación de la física teórica para convertirse en la teoría que unifique las cuatro fuerzas, o interacciones, fundamentales de la naturaleza (gravitatoria, electromagnética, nuclear fuerte y nuclear débil).

Teoría de cuerdas

Planteada por el físico Edward Witten, tiene su origen en la teoría de cuerdas, por la que las partículas materiales no son puntos, sino cuerdas que vibran a una cierta frecuencia. Ambas teorías no han sido demostradas aún empíricamente pero son el escenario por el que progresan científicos como Hawking. A fin de cuentas, su mundo es el de la física teórica, con especial hincapié en la segunda palabra.

La idea es que no existe un solo universo, sino que hay una multiplicidad de universos, lo que nos devuelve al célebre debate sobre Dios: "Al igual que Darwin y Wallace explicaron cómo el aparentemente milagroso diseño de los seres vivos podía surgir sin intervención de un ser supremo, el concepto de multiverso puede explicar la evolución de las leyes físicas sin la necesidad de un creador benevolente".

Eureka, dijo ayer el biólogo y apóstol del ateísmo Richard Dawkins. "Darwin expulsó a Dios de la biología, pero la física aún no lo tenía claro. Hawking ha administrado ahora [a Dios] el tiro de gracia".

Otros científicos no están tan convencidos. Saben que más allá de las universidades y los laboratorios, el debate no se centrará en electrones y protones, sino en las cuestiones vitales que han inspirado al hombre durante siglos, y que también hicieron posibles las guerras de religión. "Mi mayor problema con todo esto -ha dicho George Ellis, presidente de la Sociedad Internacional de Ciencia y Religión- es que se pide a la gente que elija: ciencia o religión. Y mucha gente dirá ‘vale, elijo la religión', y entonces la perdedora será la ciencia".

Escépticos

Sin necesidad de que los teólogos entren en escena, hay científicos que no creen en las teorías M como la solución y aún están esperando algún tipo de comprobación empírica.

"Mucho ruido y pocas nueces", era el título de un artículo en The Times de Frank Close, profesor de Física Teórica en la Universidad de Oxford, con el que valoraba los hallazgos de Hawking: "Si el único objetivo [de Dios] era crearte a ti, a mí y a Stephen Hawking, ¿no era suficiente con un único sistema solar? No creo que las teorías M aporten nada al debate sobre Dios, a favor o en contra".

Si los propios científicos que desarrollan las teorías M no se ponen de acuerdo sobre si es una teoría o una familia de teorías, es poco probable que los demás mortales puedan tenerlo más claro. Lo que sí tiene Hawking es una audiencia. Quizá el gran enigma no tenga que ver con la existencia de Dios, sino con saber cuántas de las nueve millones de personas que compraron "Breve historia del tiempo" se atreverán con su nuevo libro.


Una teoría imposible de demostrar

Los físicos aún tienen problemas para definir las teorías M. De hecho ni se ponen de acuerdo en qué significado darle a esa letra. Aunque no es la única que lo pretende, busca englobar a las grandes teorías de la física moderna (la de la relatividad general, la mecánica cuántica o las diversas variaciones de la teoría de cuerdas).“Es como un dado en el que cada cara ayuda a explicar la realidad que se está observando”, compara el astrónomo del Instituto de Astrofísica de Andalucía del CSIC Emilio García. Para Hawking, la fuerza de esta ‘madre de todas las teorías’ está en que explica varias de las grandes preguntas que se viene haciendo el hombre.

En el universo existen un conjunto de fuerzas de la naturaleza y constantes físicas que parecen especialmente diseñadas para que la vida exista. “Bastaría cambiar la masa del protón o la constante de la gravedad para que fuera imposible la vida”, explica García, lo que invita a creer en un gran arquitecto. “Aquí, las teorías M y no sólo ellas, otras teorías que contemplan la idea de multiverso, ‘resuelve’ el problema, ya que según dichas teorías no existe un único universo sino muchos, una infinidad de ellos, cada uno con sus propias constantes de la naturaleza”, añade el astrónomo.

En cuanto al origen de todo, Hawking sostiene que las teorías M permiten la formación de universos de manera espontánea de la nada. Con esto sustituye a Dios.

El problema será probarla. Para García, “las teorías están fuera del alcance de nuestra experimentación”. M. Á. C. **





* Fuente: Publico.es
Iñigo Sáenz de Ugarte / Londres
**Fuente: Publico.es
Autor: Iñigo Sáenz de Ugarte / Londres
Fotografía: "Has Stephen Hawking ended the God debate?" / AP- Telegraph.co.uk

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lunes, 2 de agosto de 2010

Nueva encuesta sobre ciencia y religión. Por Jerry Allen Coyne

El pasado mes de mayo, el Center for Public Policy de la Virginia Commonwealth University (VCU), en colaboración con VCU Life Sciences, encargó una encuesta telefónica realizada sobre una muestra de 1.001 estadounidenses adultos acerca de sus ideas sobre la ciencia y los asuntos científicos (calentamiento global, evolución, investigación sobre células madre, etc.). Las respuestas de los entrevistados se clasificaron según edad, nivel educativo y grado de religiosidad. Se pretendió que la encuesta, llevada a cabo por Princeton Data Source, fuera demográficamente representativa de los estadounidenses, con un intervalo de confianza del 95% y un margen de error del 3’7%.

Puesto que el documento consta de 59 páginas, no pretendo comentar todos sus detalles, sino que me gustaría centrarme en algunos aspectos relativos a la evolución.

En primer lugar, ¿cuál es el estado de la “creencia” en la teoría de la evolución de los estadounidenses?

¿Cuál de las siguientes afirmaciones se acerca más a su concepción sobre el origen de la vida biológica: la vida biológica se desarrolló a lo largo del tiempo a partir de sustancia simples, pero Dios dirigió el proceso; la vida biológica se desarrolló a lo largo del tiempo a partir de sustancia simples, pero Dios no dirigió el proceso; Dios creó directamente la vida biológica en su forma actual en un momento determinado? [El orden de las respuestas era aleatorio para los distintos entrevistados].

- Dios creó directamente la vida: 43%
- La vida se desarrolló a lo largo del tiempo, pero Dios dirigió el proceso: 24%
- La vida se desarrolló a lo largo del tiempo, pero Dios no dirigió el proceso: 18%
- Ninguna/no sabe/no contesta: 16%

Estos resultados son congruentes con encuestas realizadas durante los últimos 25 años. El 67% de los estadounidenses son creacionistas o creen que Dios dirigió la evolución; sólo el 18% acepta que la evolución es, como sostienen los biólogos, un proceso carente de dirección. Entonces, ¿cuántos entrevistados saben algo acerca de la teoría de la evolución?

¿Cuánto ha escuchado o leído sobre la teoría de la evolución?

- Mucho: 44%
- Algo: 32%
- Poco/nada: 23%
- No sabe/no contesta: 2%

Ese 44% me parece muy alto, y sospecho que si se preguntara a la gente que explicara qué son la evolución o la selección natural, se descubriría que esa cifra es exagerada. En esta misma línea, los siguientes resultados constituyen una sorpresa:

A partir de lo que usted ha escuchado o leído, ¿piensa que las evidencias que respaldan la teoría de la evolución son algo que tiene una gran aceptación dentro de la comunidad científica, o cree que los científicos manifiestan serias dudas al respecto?

- Amplia aceptación: 53%
- Muchos científicos tienen serias dudas: 31%
- No sabe/no contesta: 16%

Si hay tanta gente que conoce bien la teoría de la evolución, resulta curioso que cerca de un tercio piense que los científicos albergan serias dudas sobre la misma. A buen seguro esto refleja los sesgos religiosos de la gente o de lo que ha escuchado por parte de religiosos prominentes. Esto viene refrendado por lo siguiente:

En general, ¿considera usted que la teoría de la evolución choca con sus creencias religiosas, o considera que en su mayor parte es compatible con sus creencias religiosas? [De nuevo, el orden de las respuestas se presenta a los entrevistados aleatoriamente].

- Choca con mis creencias: 42%
- En su mayor parte es compatible: 43%
- No sabe/no contesta: 16%

Este gran número de personas que considera que la teoría de la evolución colisiona con sus creencias religiosas resulta una mala noticia para quienes consideran filosóficamente posible la conciliación entre ciencia y religión [“accomodationists”]. Pero la respuesta de los “conciliadores” –al menos la de la National Academy of Sciences, el National Center for Science Education y la American Association for the Advancement of Science– es ésta: No comprendes cabalmente tu fe, pues de otro modo te darías cuenta de que no hay conflicto alguno. Tienen ante sí una tarea teológica titánica.

¿Y qué piensan los estadounidenses de la religión, y en particular de la Biblia?

¿Cuál de las siguientes afirmaciones se acerca más a la descripción de su idea sobre la Biblia: la Biblia es la palabra de Dios; la Biblia es la palabra de Dios, pero no todo lo que dice debe tomarse literalmente; la Biblia es un libro escrito por seres humanos, y no la palabra de Dios?

- La palabra de Dios: 40%
- No todo debe tomarse literalmente: 34%
- La Biblia fue escrita por seres humanos: 21%
- No sabe/no contesta: 6%

Hay más personas que creen en la literalidad de la Biblia de las que podríamos pensar, pero sin duda esto explica por qué tanta gente considera que su fe entra en conflicto con la evolución. Cabe desear a los conciliadores que tengan mucha suerte a la hora de convencer a esas personas de que la Biblia no es más que una metáfora.

Como se esperaba, las respuestas a las preguntas sobre la evolución tienen una fuerte correlación con su fe:

De quienes ven la Biblia como la palabra de Dios (378/1001), el 69% cree que Dios creó directamente la vida biológica en su forma actual, el 12% cree que la vida biológica se desarrolló a lo largo del tiempo pero dirigida por Dios, y sólo el 5% cree que no tiene dirección alguna (además del 14% que no sabe/ninguna de las anteriores).

De entre quienes ven la Biblia como la palabra de Dios, pero consideran que no debe tomarse en sentido literal (366), el 35% son creacionistas, el 42% evolucionistas teístas y el 11% considera que la evolución no tiene dirección alguna (el 11% no sabe/ninguna de las anteriores).

Y de entre los que consideran que la Biblia fue escrita por hombres (205), el 12% son creacionistas, el 18% acepta la evolución teísta y el 56% considera que la evolución no tiene dirección alguna (el 13% no sabe/ninguna de las anteriores).

Finalmente, existe una fuerte relación entre el modo en que se entiende la Biblia y en cómo se concibe el conflicto entre la teoría de la evolución y las propias creencias religiosas:

De quienes entienden la Biblia como la palabra de Dios, el 62% considera que la evolución choca con su fe, el 22% piensa que en su mayor parte son compatibles y el 17% no lo sabe.

De quienes entienden la Biblia como la palabra de Dios, pero consideran que no debe interpretarse de forma literal, el 35% considera que en su mayor parte son compatibles y el 12% no lo sabe.

Y de quienes piensan que la Biblia fue escrita por seres humanos, el 20% piensa que esto choca con su fe, el 68% lo considera compatible en su mayor parte y el 12% no lo sabe.

De lo cual se puede concluir que está claro que la aceptación de la teoría de la evolución depende en gran medida de la naturaleza y amplitud de la creencia religiosa. Esto no sorprende a nadie (excepto, quizá, a algunos “conciliadores”). ¿Cómo puede abordarse este problema? Muchos científicos –tanto ateos como conciliadores– tratan de educar a la gente sobre qué es la teoría de la evolución y sobre las evidencias que la respaldan. Tristemente, a tenor del declive en las últimas décadas en la aceptación de la teoría de la evolución, parece que esto no funciona demasiado bien.

Discrepamos con los conciliadores acerca de la estrategia a seguir. La técnica “conciliadora” consiste en aceptar que la gente es religiosa, pero a la vez convencerla de que la teoría de la evolución efectivamente no viola su fe. Les deseamos mucha suerte con esto. Los ateos consideramos que la propia religión, y su inclinación inherente a la superstición y aceptación de formas de pensamiento irracionales, es la raíz no sólo de la negación de la evolución, sino de una miríada de dolencias que afligen a la sociedad. Puede que nuestra estrategia sea más dura, pero tiene la virtud de desarraigar estos otros males. Como ha observado Sam Harris en su crítica al texto de Mooney y Kirshenbaum "Unscientific America":

"El objetivo no es simplemente que más estadounidenses acepten que la teoría de la evolución (o cualquier otra teoría) es cierta; el propósito es contribuir a que valoren los principios del razonamiento y la robustez argumental que permiten entender que la creencia actual en la evolución es verdadera. Las dudas acerca de la evolución no son más que un síntoma de un problema subyacente; el problema radica en la fe (esto es, en la convicción sin razón suficiente, en la esperanza tomada como conocimiento, en las malas ideas blindadas respecto de las buenas, en las buenas ideas eclipsadas por las malas, en el pensamiento basado en deseos elevado al principio de salvación, etc.)".

Moon y Kirshenbaum parecen creer que podemos hacer que las personas den valor a la honestidad intelectual mintiéndoles.


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Fuente: WhyEvolutionisTrue.wordpress.com / "New survey on science and religion".
Autor: Jerry Allen Coyne es profesor de biología en el departamento de Ecología y Evolución de la Universidad de Chicago, dedicado principalmente a estudiar problemas de especiación y genética evolutiva. Es uno de los más respetados críticos de la teoría del diseño inteligente, a la que considera “la última encarnación pseudocientífica del creacionismo religioso”. Autor de Why Evolution is True (Oxford, 2009).
Traducción: Jordi Mundó / www.sinpermiso.info

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