viernes, 11 de septiembre de 2009

Pero... "¡el Génesis no es un libro de ciencia!" Por Jonathan Sarfati


¿Cuántas veces ha escuchado esto?

Mi respuesta breve favorita es: “Gracias a Dios que no lo es. Los libros de ciencia siempre tienen errores y se vuelven obsoletos en pocos años. La Biblia no tiene errores y es siempre actual”

Historia versus ciencia

En realidad, el Génesis trata más de historia que de ciencia (no obstante toca aspectos relevantes para la antropología, la biología la geología, etc). La ciencia (operativa) normal, que coloca hombres en la Luna y cura enfermedades, está basada en observaciones repetibles en el presente . El Génesis pretende ser el relato de un testigo ocular acerca del pasado , el cual no se puede repetir. En particular, el Génesis es un relato sobre la historia mundial, desde la creación hasta el comienzo del pueblo Mesiánico, Israel.

Alguien podría decir, “Pero… el Génesis tampoco es un libro de historia – fue escrito para gente sencilla que no habrían entendido las largas eras geológicas o la evolución”. Pero, como hemos demostrado en ‘El Génesis de acuerdo a la evolución’ ( Creation , Vol. 26, No 4, págs. 50-51) hay numerosas formas de comunicar esa supuesta ‘verdad’ en lenguaje sencillo, si esa hubiera sido la intención de Dios .

El Génesis y la ciencia

Los historiadores de la ciencia están de acuerdo en que la ciencia moderna floreció en realidad en la Europa Cristianizada, cuando en otras culturas todavía no se desarrollaba. ¿Sorprendido? ¡No debiera estarlo! La ciencia requiere que nuestros pensamientos sean racionales, que el universo esté ordenado, que el hombre pueda investigar el mundo, y que los resultados sean reportados honestamente. La Biblia explica que: estamos hechos a la imagen de un Dios racional (Génesis 1:26-27), que Dios es un Dios de orden y no de confusión (I Corintios 14:33). Dios le dio al hombre el dominio sobre la creación (Génesis 1:28) y Él ordenó honestidad (Éxodo 20:16). Pero si la evolución fuera cierta, no habría base lógica para todo esto.

Es por eso que casi cada número de la revista Creación, tiene artículos dando a conocer a científicos creyentes en la Biblia. Esta vez presentamos un sobresaliente científico en satélites (misma revista, págs. 18-23) y a uno de los pioneros de las imágenes por R. M., Resonancia Magnética, (págs. 40-42).Este último muestra también la discriminación que hoy en día existe contra los científicos creacionistas, a menudo acusados de no ser “verdaderos científicos”.

Afortunadamente estos discriminadores no existían en la época de Newton, Faraday o Pasteur, ¡para nombrar sólo unos pocos de los grandes creacionistas fundadores de la ciencia moderna!

¿Sólo acerca de fe y moral?

“Pero… la Biblia es un libro acerca de la fe y la moral –eso es lo importante”.

Sin embargo, la doctrina y la moral de la Biblia no pueden ser separadas de sus aspectos científico/históricos. Sin la Resurrección de Jesús, no habría Cristianismo –y es un hecho histórico que Jesús abandonó la tumba al tercer día, y se apareció luego a 500 personas en una ocasión (I Corintios 15:-6). Pero esto también entra en colisión con la ciencia -la ciencia naturalista afirma que es imposible que los muertos resuciten.

Además, el significado de la ‘muerte y resurrección de Jesús’, depende por completo de la realidad histórica del capítulo 3 del Génesis. Esto es, un verdadero primer hombre, Adán, realmente pecó e introdujo la muerte física. Por lo tanto, el Último Adán, Jesús, verdaderamente murió por nuestros pecados y realmente por Él, vino la resurrección física de la muerte. (1 Corintios 15:1-4, 21-22, 45)

¿Qué diremos del matrimonio? Ésta sí que es una enseñanza moral, si es que alguna vez hubo una. Y sin embargo, cuando Jesús respondió sobre el tema, Él citó Génesis 1:27 y 2:24 como historia real, no como alegoría (Mateo 19:3-9: Marcos10:6-9). Además, Jesús dijo que la primera pareja humana estaba allí ‘desde el principio de la creación’, y no miles de millones de años después. Este es un problema mayúsculo para los cristianos que han reinterpretado la Biblia para que encaje con la “Gran Explosión” (Ver “‘La Gran Explosión’ no puede explicarlo” en la página 7 de la revista 26, para conocer los problemas científicos que harían que estos cristianos ¡tengan que reinterpretar sus reinterpretaciones!)

Incluso los Diez Mandamientos, que son obviamente acerca de moral, no tienen sentido sin la historia. El cuarto mandamiento, acerca del día de descanso, está completamente basado en la historia de la Semana de la Creación, ‘Seis días trabajarás y harás tu tarea porque en seis días el Señor hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que está en ellos y descansó el séptimo día’ (Éxodo 20:9-11).

Jesús le preguntó a Nicodemo: ‘Si hablando de cosas terrenas, de cosas terrenas no creéis, ¿cómo creeríais si os hablase de cosas celestiales? (Juan 3:12). De manera que si no podemos confiar en la Biblia acerca de cosas terrenales (tales como el tiempo de la creación), ¿por qué deberíamos confiar en ella acerca de cosas celestiales (fe y moral)?

¿De qué se trata en última instancia?: de la autoridad

¿Alguna vez les han preguntado por qué le dan tanta importancia al significado del Génesis, y no dedican el mismo tiempo a discutir acerca del bautismo, del día de descanso semanal, de la predestinación versus el libre albedrío, de los últimos tiempos, sobre si los dones carismáticos son apropiados hoy, o de las formas de gobierno de la iglesia?

Esta es la diferencia: todos estos debates presuponen que la Biblia es la autoridad y discuten sobre lo que significa. El debate acerca de la creación estriba en si la autoridad sobre lo que sucedió en el pasado de la Tierra pertenece a la Biblia, ó a la ciencia ‘moderna’.

Pero la Biblia es el testimonio ocular del Hacedor que estaba allí, que lo conoce todo y que nunca se equivoca. Jesús aceptó que la Escritura no puede fallar (Juan 10:35). Pero los científicos no estaban allí (Job 38:4), no saben nada y cometen errores.

Esto demuestra la insensatez de exigirles a los creacionistas que ‘dejen la Biblia afuera’. De la misma manera que ‘el que calla otorga’, aceptar el ‘dejar la Biblia afuera’ es ‘responder a un tonto acorde a su tontería’. Aceptándolo, efectivamente abandona las pretensiones de que la Biblia es la verdad, concediendo la derrota. Confirma al no creyente en su inicua opinión de que el hombre es el árbitro final de la verdad y coloca a Dios en tela de juicio. ¿Qué cristiano querría a sabiendas aceptar algo así?


Fuente: InvestigacionesCreacionistas.com
Autor: Jonathan Sarfati, .Sc. (Hons) en Química y el doctorado (Química Física) de la Universidad Victoria de Wellington, Nueva Zelanda. Es co-autor de trabajos en las principales revistas científicas entre ellos uno sobre los superconductores de alta temperatura publicado en Nature, cuando tenía 22 años de edad. Co-fundador de la Wellington Christian Apologetics Society (New Zealand) Su primer libro "Refuting Evolution" (Refutand la evolución) para hacer frente a una guía de los profesores de la Academia Nacional de Ciencias (EE.UU.), la enseñanza acerca de la evolución y la naturaleza de la ciencia. Trabaja a tiempo completo para la creación de Creation Ministries International, Brisbane, Australia, donde es co-editor de la revista de "Creation" y también escribe artículos y reseñas en "Journal of Creation" (antes TJ), así como activo ministerio de predicación.
Traducción: Raúl Leguizamon

2 comentarios:

  1. La Biblia contra la ciencia, el eterno combate en un devoto EEUU.

    La persistente batalla en Estados Unidos entre ‘creacionistas’ y defensores de la teoría de la evolución, dos siglos después del nacimiento de Charles Darwin, revela una división cultural profunda en un país donde la religión ocupa un espacio preponderante.

    Cerca de 150 años después que el naturalista británico publicara su obra sobre el origen de las especies, muchos estadounidenses continúan rechazando la teoría de la evolución.

    Y la controversia ha cobrado fuerza en los últimos años ante la cuestión de la enseñanza del ‘creacionismo’ en escuelas públicas, objeto de apasionados debates en los consejos locales de educación y en los Congresos de una treintena de Estados.

    El Consejo electo de la Educación de Kansas (centro) votó en 2005 autorizar la enseñanza del ‘creacionismo’ -que afirma que el hombre es un diseño “inteligente” que no desciende de un ser menos evolucionado como el mono sino que es una creación divina- en instituciones públicas junto a la teoría de la evolución.

    En enero de 2009 un consejo de educación de Texas (sur) oyó argumentos de defensores de ambas posturas sobre una inclusión o no del ‘creacionismo’ en la enseñanza de biología en las escuelas públicas del Estado.

    La campaña inquietó tanto a la Academia estadounidense de las Ciencias que dedicó todo un sitio en internet a la defensa de la evolución.

    Esta vasta ofensiva antievolucionista se inscribe en el hilo del célebre ‘proceso del mono’ de 1925 que resultó en un profesor de biología condenado a 100 dólares de multa por haber enseñado “ilegalmente las teorías de Darwin” en Tennessee (sur).

    Hubo que esperar hasta 1968 para que, en nombre de la separación de la Iglesia y del Estado, la Corte Suprema considerara anticonstitucional la prohibición de enseñar la teoría de la evolución, por un caso de Arkansas (sur).

    En 1987, la Corte Suprema juzgó contrario a la Constitución el hacer obligatoria la enseñanza del ‘creacionismo’, que volvería a promover una creencia religiosa en la educación pública.

    A partir de estos reveses los ‘creacionistas’ cambiaron de táctica para presentarse como víctimas de un pensamiento dominante sobre el origen del hombre.

    No reclaman ya la enseñanza del ‘creacionismo’ sino que exigen que la teoría de la evolución no sea enseñada en solitario en nombre de la libertad de elección.

    En su obra de 1995, ‘Darwin’s Black Box’, Michael Behe, biólogo, considerado el padre de la “intención inteligente”, explica que ciertos mecanismos moleculares son demasiado complejos para resultar del proceso de selección natural descrito por Darwin.

    “La enseñanza de la evolución forma parte de una guerra cultural” en Estados Unidos y no está muy lejos de la del aborto y la del matrimonio homosexual, opinó David Lasci, analista del Pew Research Center.

    Lasci citó como ejemplo las declaraciones de la ex candidata republicana a la vicepresidencia, Sarah Palin, a favor de enseñar el ‘creacionismo’ junto a la teoría de la evolución en las escuelas públicas.

    Según una encuesta del instituto Pew, solamente un 26% de los estadounidenses suscribe la teoría de la evolución.

    http://www.poderygloria.net/2009/02/1872/la-biblia-contra-la-ciencia-el-eterno-combate-en-un-devoto-eeuu/

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  2. Hablo desde la percepción que tengo de los argumentos presentados por los grupos que argumentan acerca de la teoría de la evolución y la creación, como hechos.
    La profundidad de los pensamientos del creacionismo tienen una complejidad de pensamiento que en su escencia es apenas sencillo para la comprensión de cualquier alma pensante. Las respuestas que brinda le proporcionan a uno una base sólida para creer que la creación es un hecho innegable, y que no debeería enseñarse en las escuelas la evolución como hecho siendo que no tiene base para tomarse siquiera como supuesto.

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